Puf, qué dolor de cabeza. Menos mal que tengo el botiquín a mano: cojo la caja de analgésico, extraigo el blister, saco la pastilla y la ingiero con un poco de agua. Un rato después, ya estamos mucho mejor. O quizás, te levantas con una cara horrible tras una noche de insomnio y acudes en búsqueda de unas gotas de sérum. ¿Cuántas veces habremos repetido ese gesto de forma mecánica sin darnos cuenta de todo lo que hay detrás?
El packaging de farmacia
Al margen de las cajas de cartón contenedoras de los envases farmacéuticos, en su interior encontramos todo un mundo dentro del packaging y no, no nos referimos a la química de los productos, sino que hablamos del packaging de farmacia y parafarmacia y sus respectivos blister.
En el caso de las pastillas, estamos habituados a encontrarnos termoconformados que contribuyen a poder dosificar y cuantificar las píldoras, además de conservarlas en estado óptimo, pero también a los envases de vidrio, las bandejas o los sobres. Sin embargo, si hacemos memoria y nos retrotraemos hasta nuestra tierna infancia, nos daremos cuenta que aunque la esencia es la misma, los blister han evolucionado enormemente tanto en diseño como en el uso de materiales.
Asimismo, también han surgido una serie de útiles encaminados a mejorar la experiencia del usuario de productos de farmacia y parafarmacia, hablamos de los pastilleros o SPD (Sistema Personalizado de Dosificación), discretos y originales envases orientados a que conservemos, transportemos y sigamos nuestro tratamiento de la mejor manera posible. Te sorprendería ver qué maravillas del diseño podemos encontrar en materia de SPD.
¿No te lo crees? Será cuestión de echar un ojo tanto a Stylepack como a Ecoformdte y ver todo lo que tenemos que ofrecer: no solo hay innovación en los productos, también en el packaging de farmacia. Nuevos envases, blisters, tecnologías, patentes y materiales están esperándote para convencerte.
