Siete consejos para que el packaging de tu producto sea un éxito

por Soluciones Packaging
packaging en el unboxing

El objetivo primordial del packaging es proteger el producto que envuelve pero, una vez conseguido ese punto, lo ideal es conseguir que su envase sea algo diferente y llamativo que atraiga la atención de potenciales consumidores. La guinda del pastel es que transmita los valores de la marca. Esta es la base pero, ¿cuáles son los secretos del éxito de un buen packaging?

Qué esté relacionado con su público objetivo. Es esencial diseñar un packaging que tenga en cuenta gustos, necesidades y preferencias del segmento de la población al que se dirige. Así que más que pensar desde el punto de vista de la producción y el diseño, hay que ponerse en la piel del consumidor.

Que viva la creatividad. Aquí no hay trampa ni cartón: quien se arriesga y consigue un diseño que impacte, captará las miradas que pueden desembocar en echar el producto a la cesta de la compra. Busca unos colores que armonicen con el producto, una tipografía original pero que se lea, elementos de diseño que rompan. Y no solo tiene que atraer miradas: si es capaz de potenciar su funcionalidad, mejor.

Que despierte emociones. El olor a café puede teletransportarte a un desayuno de domingo en casa. El del salitre, a las vacaciones de tu infancia. En cualquier caso, las emociones son un acceso directo a los recuerdos y si conseguimos un diseño que las evoque, habrás avanzado mucho: busca un marketing que llegue a emocionar, que toque la tecla de la nostalgia, lo aspiracional o la esperanza más allá de mostrar las características en frío.

Con nuevas tecnologías, mejor. Estamos en 2023, prestamos atención a lo que nos rodea y sacamos ventaja de ello. Gracias a algo tan consolidado como los códigos QR podemos dar a los clientes una experiencia más completa, ya sea simplemente aportando más información como ramificando el consumo.

Que cuide el producto y también el medio ambiente. Precisamente a esta sociedad del sigo XXI cada vez le importa más lo que le rodea. Obviamente nadie quiere comprar un producto con un envase dañado, pero en un mundo conectado donde tenemos más acceso a la información que nunca, tampoco un producto que evidencie falta de compromiso con una sociedad mejor, porque tampoco todo vale.

Mejor que aporte valor añadido. A veces la decisión de compra entre un producto y otro se produce por pequeños detalles como por ejemplo un mejor sistema de cierre o de dosificación. Busca siempre la practicidad.

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