Fue en la década de los 90 cuando el PET comenzó a popularizarse dentro del packaging, sustituyendo al vidrio por sus características, a las que se le añade la facilidad de almacenaje, transporte, limpieza y una óptima relación entre coste y funcionalidad.
Su fabricación está plenamente consolidada, empleando procesos como el soplado para lograr botellas o el termoformado, para otro tipo de envases y recipientes. Pero además, otra de las características más interesantes (especialmente si lo comparamos con otros plásticos) es que el PET es reciclable. De hecho, el PET es el plástico más reciclado del planeta.
¿Cómo se recicla el PET? Sirva como ejemplo las bandejas de PET , que siguen el protocolo Pautas de diseño para el reciclaje de bandejas PET “transparentes para ser recicladas incluso en aplicaciones de alimentos, elaborado por el Petcore Europe y Plastics Recyclers Europe. Esta información proporciona a la industria pautas de diseño para mejorar el reciclaje, la recolección, clasificación y el reciclaje final.
Todo comienza depositando el PET en el contenedor adecuado, el amarillo. Gracias a esa infraestructura plenamente establecida, se procede a su recogida y separación.
Como curiosidad, el PET puede ser reciclado varias veces, pero si vamos a emplearlo para uso alimentario, solo se permite un reciclaje. A partir de ese punto, el PET reciclado se emplea para una amplia variedad de productos finales como : fibras , correas, y botellas y envases para usos no alimentarios como detergentes y productos fitosanitarios.
Gracias al reciclaje del PET, se reduce el consumo de materias primas (el petróleo), se minimiza el consumo de energía y por tanto, se reducen las emisiones de gases de efecto invernadero. En Soluciones Packaging tomamos buena nota de estos procedimientos y apostamos por el PET como el plástico del presente y el futuro.