El packaging que brilla en la oscuridad o packaging fotoluminiscente es una alternativa de lo más sorprendente a la hora de envolver tu producto. Al margen de su diseño bajo la luz solar o de una bombilla, la sorpresa llega cuando apagas la luz. Quizás te parezca que tiene sentido para épocas como Halloween – por el curioso efecto logrado en ausencia de luz – o para productos orientados a los peques de la casa. Nada más lejos de la realidad: en este artículo verás que tiene cabida en muchísimos escenarios diferentes.
Un buen ejemplo es el de la cerveza tradicional Abadía Española en sus etiquetas, capaces de mezclar con mucho éxito las líneas y tipografías al estilo medieval con tintas flúor, logrando una estética minimalista y elegante con un guiño a la sorpresa.
Imagen | Abadía
Otra bebida que ha usado este efecto es White Water, una marca de agua que se describe como la «personificación de Ibiza» y entre cuyos ingredientes, además de agua, incluye cafeína y electrolitos para hidratar y aportar un extra de energía para aguantar despiertos de día y de noche.
El sleeve cuenta con un fondo en color azul que recuerda al mar con motivos grabados emulando un tatuaje del Yin y el Yang con una isla con palmeras como motivo principal. Al apagar la luz, esta botella de medio litro se ilumina. Esta técnica se logra mediante impresión por huecograbado en cuatro colores con una tinta que brilla para lograr el efecto luminiscente.
Imagen | Labels and Labeling
El efecto luminiscente nos invita a apagar la luz, pero eso no restringe su uso simplemente a productos nocturnos, de hecho, ¿Qué hay más diurno que un vermú? Padró & Co consiguen un packaging redondo a la vista para su bebida con una composición geométrica y colorida que resulta muy atractiva a plena luz del día y que despierta todas las miradas con poca luz… por ejemplo la de la barra de un pub.
Imagen | Padró & Co