Ya queda un día menos para que esta situación excepcional que estamos viviendo fruto del COVID-19 termine. Mientras tanto, no solo el personal sanitario con su heroica labor, sino también el tejido empresarial está aportando su granito de arena para tratar de frenar los contagios y que podamos volver más pronto que tarde a la normalidad. Así, si ya vimos hace unos días que se está empleando el cartón como barrera protectora para líneas de producción, también el plástico mediante la impresión 3D para la fabricación de máscaras protectoras.
Uno de los EPIs más populares, por su comodidad y protección frente a la exposición al COVID-19 son las mascarillas protectoras. Estas mascarillas se sujetan a la cabeza como si fueran una visera, proporcionando una barrera entre nuestras mucosas – ojos, nariz y boca – y el exterior, evitando que partículas y gotas alcancen nuestra cara.
La impresión de estas máscaras protectoras ha surgido de varias iniciativas procedentes de empresas, estudiantes y voluntarios, que buscan colaborar facilitando elementos de protección individual (EPI) al personal sanitario en un momento en el que la demanda es muy superior a la oferta. Su diseño es muy sencillo pero efectivo.
Cómo se fabrican máscaras protectoras con impresión 3D
Estas mascarillas protectoras impresas en 3D constan de cinco piezas, cuatro de las cuales se pueden imprimir en 3D empleando el plástico ácido poliláctico como material base. Estas piezas imprimibles son: una visera, elástico, un fijador que aporta estabilidad y y una cuña. Estas piezas son las que conforman la estructura de la máscara, a la que solo que queda la lámina de acetato transparente que actúa como barrera de tamaño A4.
El ácido poliáctico o, abreviadamente PLA, es muy común en impresión 3D y en packaging por sus propiedades. El PLA es un termoplástico biodegradable, procedente de recursos vegetales como el almidón de maíz o la caña de azúcar.