El mundo ha cambiado con el coronavirus y hasta que no exista una vacuna o un tratamiento certero no podremos volver a nuestra viejas y añoradas vidas. Así que lo mejor que podemos hacer es adaptarnos a esta nueva realidad y tomar medidas para seguir adelante, conviviendo con el virus. Nuestros hábitos están cambiando, no solo a nivel social, sino también a nivel económico y empresarial. ¿Tienes una empresa? Prepárate para los cambios de modelo de negocio que ha traído el COVID-19.
El primer cambio es fruto de una de las medidas más efectivas para minimizar los contagios: la distancia social. Ese metro y medio puede salvar vidas, así que asegúrate de que el aforo ha sido limitado y se cumple estrictamente. Asimismo, la distancia social es una nueva medida de protección laboral, velando porque la plantilla se encuentre a una separación suficiente y segura.
El espacio es el que es y no siempre será posible que la plantilla esté tan dispersa, por eso el teletrabajo se ha tornado en una medida clave en estos momentos. Así, quienes puedan trabajar desde casa, pueden dar el salto a la no presencialidad gracias a tecnologías tan plenamente consolidadas como la conexión a internet, los ordenadores domésticos y el teléfono móvil. Además, los modelos de negocio sin contacto con el cliente para hacer una transacción sin necesidad de ver o tocar a alguien también están al alza. En este punto, muchas empresas han tenido que potenciar o incluso establecer nuevos canales de venta a través de tiendas virtuales, redes sociales o incluso whatsapp.
Otra medida de la era COVID-19 aplicada al modelo de negocio tiene que ver con la flexibilidad, entendida en todos los niveles. Las empresas se han vuelto más flexibles tanto a la hora de producir como de relacionarse con otras empresas y clientes.
Pero la flexibilidad también llega al cliente, porque en unos meses en los que no sabemos bien qué sucederá, es esencial que los potenciales receptores de nuestros productos y servicios cuenten con la posibilidad de echarse atrás. Hablamos de reservas canceladas, pero también de modificaciones en pedidos.
La higiene pasa a ser más protagonista que nunca, por lo que no solo sirve para que nuestras instalaciones, productos y servicios estén en condiciones óptimas, sino que también hemos de ser capaces de transmitir al cliente la seguridad de contar con nosotros. Las mascarillas, protectores, geles y demás han de estar a la vista y en perfecto estado.
Incluso a nivel packaging el COVID-19 ha provocado cambios, buscando nuevos envasados que ofrezcan un extra de seguridad y aislamiento como son los envases individuales que permitan un consumo por unidades.
Frente a la masificación anterior, en la actualidad muchas empresas han cambiado su modelo de negocio hacia la especialización y personalización, ofreciendo servicios acotados a poca gente para ofrecer espacios seguros a los que puedan acudir incluso los consumidores más temerosos de contagiarse. Muchas empresas también han optado por ofrecer servicios online para atender a clientes que han decidido dejar de ir físicamente a los establecimientos ¿Un ejemplo? Las clases dirigidas online de muchos gimnasios y preparadores físicos.
El coronavirus también nos ha traído un aumento por la conciencia de consumir productos locales o nacionales. La situación de desabastecimiento de muchos productos sanitarios al principio de la pandemia ante la falta de productores nacionales, o la crisis económica posterior provocada por el coronavirus ha llevado a muchos consumidores a apostar de forma decidida por recurrir a productos fabricados o elaborados en su país, lo que está llevando a una reindustralización de las distintas economías.
Otro efecto es que la pandemia está acelerando la imagen de sostenibilidad de muchas empresas. De hecho, las empresas que no introduzcan el respeto al medio en sus valores, están abocadas a perder cuota de mercado a medio plazo.
La pandemia también está provocando un cambio en el modelo de publicidad de muchas empresas. Con la caída de las ventas, se ha producido una reducción importante en el presupuesto de marketing de muchas empresas. Y además, el presupuesto disponible en estos momentos se está dedicando especialmente a introducir publicidad digital para intentar atraer al público potencial de forma directa.
En este aspecto, la empatía y la transparencia de las empresas a la hora de comunicar es clave, ya que en los periodos de crisis, los consumidores se sienten más vulnerables. Y es precisamente en estos momentos cuando las empresas necesitan lanzar mensajes positivos para conectar con el consumidor, evitando campañas de venta agresivas o centradas en las conversiones.