Sencillo o simple, no vamos a entrar en diferenciar ahora ciertos matices, pero que lo sencillo funciona, casi siempre es verdad, eliminar lo que sobra ya que lo que no informa desinforma. Que sea simple no significa que esté inacabado o lo suficientemente elaborado. Obviamente, depende quien diga que tu diseño es simple a que diga sencillo cambia, y si no, que te lo diga tu jefe o tu cliente, echarás a temblar.
Cuando tú intención es hacerlo sencillo estás eligiendo un buen camino, pero a veces uno muy duro. ¿Cuándo debe de ser simple?, pues casi seguro que siempre que el producto tenga un uso sencillo, a ver si va a ser más difícil de transmitir lo sencillo con algo complicado. Pura coherencia. Pero ¿qué ocurre cuando el producto es complicado?
Pues más motivos para poderlo transmitir de una forma sencilla, esta será mas efectiva, directa y clara, tardará menos de entenderse el producto y así el consumidor entender rápidamente si cubre alguna necesidad o simplemente le va a facilitar la vida, objetivo que todos queremos, pues todos somos clientes de un montón de cosas, a veces hasta nos da gana de tenerlo por lo bien explicado que está a través de las formas y del grafismo. Aunque en el fondo sepamos que no lo queremos.
En el diseño ocurre como en las personas, hay productos que saben envejecer mejor que otros, normalmente cuanto mas sencillo es el diseño mas duración tiene, sin necesidad de cambios ni restylings, simplemente convence desde el principio y durará mientras que el producto sea necesario o simplemente quizá aburra y el cambio sea necesario para rejuvenecer completamente.
En los últimos años se ha visto en otros ámbitos diseños realmente sencillos, minimalistas, tendencias al blanco con toques modernos en elementos, de forma sutil y muy funcional, lo mismo ha ocurrido en el packaging. Entra por los ojos la sencillez, comunica lo que tiene que comunicar y si es necesario, solo si es necesario se aporta algo, pero lo que no aporta se elimina. Legibilidad, si se usa fotografía será clara y concisa, nada de bodegones recargados, simplemente un bonito uso, bien iluminada, sofisticada y elegante pero sencilla.
Pero que sea sencillo y quede agradable, acabado, que cumpla con todo lo necesario, no es tarea fácil, el blanco a veces da miedo, a veces no aprovechar toda la superficie parece un despilfarro, pero bien hecho es una buena inversión. Además cuando está bien realizado, es una presentación muy creíble que genera satisfacción a todos los partícipes al igual que al consumidor. Transmitiendo lo que es el producto, siendo claro y sincero, lo único que queda es que funcione.