El sector del packaging sigue avanzando imparable. A movimientos como el de la sostenibilidad aplicado al envasado o la revolución 4.0 entendida como la optimización de procesos y la digitalización, se une un viejo conocido: las etiquetas. Y es que la evolución del etiquetado es un recurso tan consolidado que sigue sorprendiendo.
Las etiquetas siguen cogiendo terreno en el progreso de packaging gracias a los avances en tecnologías de impresión, lo que posibilita el empleo de nuevas técnicas innovadoras, logrando efectos sorprendentes a nivel visual que no dejan indiferentes desde el primer momento. No podemos olvidarnos de las nuevas tintas, más ecológicas, resistentes y con diferentes usos y propiedades Además, se ha conseguido mejorar la durabilidad de la impresión y nuevas alternativas que permiten ser más eficientes tanto desde el punto de vista ambiental como económico.
Asimismo, la tecnología de materiales también ha desarrollado nuevos elementos sobre los que imprimir, más allá de los tradicionales papel, cartón o plástico, de forma que la etiqueta puede ofrecer relieves, acabados y texturas nunca vistas hasta el momento. Y lo que es mejor: la posibilidad de emplear materiales fácilmente reciclables o directamente reciclados, optimizando el consumo de recursos dando una segunda vida a los residuos.
Tampoco podemos olvidarnos del factor humano: de la creatividad e innovación aportada en el terreno del diseño. Las etiquetas llevan décadas aportando información al consumidor: consejos de conservación, ingredientes, preparación, datos sobre el fabricante… pero también transportando al usuario a la experiencia que constituye el consumo de ese producto. Cuando pensamos que todo estaba inventado en el etiquetado, los creativos siguen dando una vuelta de tuerca para lograr impactar.
¿Por qué no poner una etiqueta en tu producto? Un recurso de toda la vida que sigue enganchando como nunca gracias a los avances tecnológicos y la creatividad.