En la actualidad, la competencia en el mercado es feroz. Cientos de productos similares tratan de hacerse hueco en televisiones, prensa, blogs, y por supuesto, en los lineales de tiendas y supermercados, con la finalidad de acabar en el carrito de la compra de los consumidores. Unos consumidores que en muchos casos, toman la decisión de compra en cuestión de segundos en la misma tienda.
Por eso, disponer de una estrategia de marketing con la que ayudar a vender un producto es tan importante como la calidad de dicho producto. En esta estrategia, que convierte al packaging promocional como una herramienta más de comunicación, el ser capaces de diseñar y fabricar un packaging enmarcado en un plan de acción por parte de la empresa productora es fundamental para reforzar la imagen del producto e impulsar las ventas.
Con una imagen atractiva capaz de llamar la atención en las estanterías de las tiendas, y esté en consonancia con los valores y la filosofía de la marca, podemos individualizar el producto para llegar a un segmento de consumidores determinado, o para personalizar el producto de cara a una campaña determinada.
En este sentido, el packaging promocional nos permite, además de renovar la imagen del producto para tratar de llamar la atención, poner en marcha estrategias de marketing adaptadas a distintas situaciones: desde aportar un valor añadido incorporando regalos, sorteos o descuentos que acompañan al producto, hasta personalizarlos para campañas como Navidad, San Valentín o un determinado evento deportivo, además de realizar packagings especiales de edición limitada para hacer más exclusivo un producto de cara a los consumidores. Opciones que abren todo un universo de posibilidades para tratar de influir en la decisión de compra del cliente atrayendo su atención de una forma más llamativa con el fin de destacar sobre la competencia.