En el mundo del packaging, el ciclo de producción completo es más largo de lo que puede pensarse: diseño de los productos, prototipado, elección de los materiales, procesos variados dentro de la fabricación en los que se emplea maquinaria, serigrafiado e impresión, traslados, almacenamiento, calidad… tanto es así, que es habitual optar por aligerar la carga del proceso, externalizando partes de este.
¿Qué es mejor: Invertir o externalizar trabajo?
La cuestión de invertir o externalizar no es algo propio del packaging, sino que se hace extensivo a cualquier cadena de producción (especialmente si es larga) y se trata simple y llanamente de una cuestión de perspectiva y, fundamentalmente, de hacer números y comprobar qué nos resulta más rentable
La maquinaria especializada para packaging requiere de una inversión y la certeza de su amortización a lo largo del tiempo, para lo que es necesario al menos mantener el volumen de producción y el tipo de producto realizado, ya que un cambio puede llevar implícito otras necesidades, o lo que es lo mismo, que las máquinas que hemos comprado ya no sirvan.
Del mismo modo, hay que analizar cuál es la tendencia, para que podamos asegurarnos de comprar la maquinaria precisa que optimice la producción y que esta no se quede obsoleta antes de haber sido amortizada. Finalmente, tendremos en cuenta el mantenimiento y las necesidades de personal especializado para su empleo.
La otra opción es externalizar el trabajo, una solución sencilla, a medida y que nos permite ajustar la demanda las necesidades y flexibilizar el proceso. Eso sí, su coste a largo plazo podría ser superior a la producción propia ya que la externalización lleva implícito contratar a un tercero para que produzca para nosotros y se lleve una parte como beneficio.
Como hemos visto, ambas cuentan con ventajas e inconvenientes, por lo que la elección de una u otra dependerá de nuestra empresa.