Cuando ponemos a la venta un artículo, tanto si es en el lineal de un supermercado o una tienda como en un comercio online, la primera impresión es fundamental, ya que dada la tremenda competencia existente en el mercado, en ocasiones no hay una segunda oportunidad de que el cliente quede atrapado por nuestro producto, demostrando así la importancia del impacto del packaging en las ventas.
Por ello aunque a veces tengamos entre manos un artículo de increíble calidad, rendimiento o diseño, no siempre se traduce en un éxito de ventas. Indudablemente existen muchos factores para lograr posicionar tu producto entre los más vendidos del mercado, pero el packaging es uno de los más importantes. Ya sabemos que una imagen vale más que mil palabras, pero es que la imagen que utilizamos para crear el packaging de nuestros productos dice mucho de nosotros mismos como empresa, del producto en sí y del potencial comprador. Y además, le aporta valor.
No hay más que acudir hasta una estantería o un stand de cualquier punto de venta y comprobar cómo por ejemplo cambia nuestra percepción frente a un chocolate con serigrafía infantil y dibujos en su envoltorio que asegura cumplir con ciertas expectativas nutricionales que frente a un chocolate cubierto por un atractivo envoltorio en negro con letras doradas que promete placer. Son lo mismo, pero no son igual.
Y es que aunque la experiencia de usuario con un producto podría entenderse como el proceso del consumo o utilización en sí, la realidad es que comienza mucho antes: probablemente desde que lo vemos, ya sea en un anuncio o en el comercio en el que sea vendido.
En el packaging por supuesto, nada es al azar. Cada elección de materiales, serigrafía, tipo de envase o mensaje están diseñados con la intención de diferenciarse del resto y calar en el cliente. Así, siguiendo con el ejemplo del chocolate, los colores chillones y las formas infantiles seducirán a los más pequeños, que probablemente persuadirán a los padres para su compra como capricho, pero además porque sentirán que sus hijos están tomando algo que además de gustarles, les nutre adecuadamente.
Y probablemente, los padres sucumban al placer de comprar su propio chocolate, que además de garantizar un intenso sabor y un contenido mínimo de azúcar, el halo elegante y sobrio pero tradicional les evoque la sensación de comer chocolate recién llegado del corazón de África.
Este ejemplo podemos extrapolarlo a cualquier producto de consumo: vinos, cosméticos, perfume, ropa, snacks… la lista es larga, pero en todos ellos hay un nexo común: un packaging que marca la diferencia en cuanto al éxito de un producto, traduciéndose en un claro impacto del packaging en las ventas.