En la última década, el comercio online se ha asentado en los hábitos del consumidor como una alternativa cómoda, ágil y competitiva al comercio tradicional. Si hay un comercio online que ha llegado con fuerza y arrasando, ese es Amazon. La plataforma de Jeff Bezos se ha consolidado por su servicio posventa, amplio catálogo de productos y, en definitiva, por ofrecer una experiencia de compra satisfactoria para los clientes. Como si de una figura hecha con piezas dominó se tratase, los efectos de Amazon se han hecho notar en sectores aledaños como la logística y el packaging.
Solo en 2018, Amazon vendió en todo el mundo por valor de 207.000 millones de dólares. Uno de los puntos fuertes de Amazon es precisamente su envío, disponiendo de servicios para repartir sus productos en menos de 24 horas.
Con un volumen de ventas como el de Amazon (es la empresa que más facturó por ventas online en España el año pasado), su logística no es un asunto baladí: en Estados Unidos, Amazon está haciéndose con centros comerciales abandonados para convertirlos en sus centros logísticos para mejorar sus servicios de inventario, envío y distribución de paquetería. En lo referente al packaging, Amazon ha ido renovando fórmulas buscando ofrecer un packaging más ligero, versátil, reutilizable (por si es necesario devolverlo) y al mismo tiempo, seguir dando una vuelta a los costes.
Amazon es un gigante y sus efectos se hacen notar: Con un volumen de ventas tal y un compromiso de reparto tan exigente, las empresas de logística tratan de renovar sus modelos para ofrecer unos servicios acordes, dando una vuelta de tuerca a su eficiencia. Además, Amazon no es el único y cada vez más empresas de servicios ofertan sus productos online.
Asimismo, los pequeños y medianos comercios también toman nota del modelo Amazon para reproducirlo a pequeña escala, ofreciendo el comercio online como una alternativa cada vez con más adeptos, con una oferta de calidad, un servicio ágil e intuitivo y un packaging para tienda online robusto y atractivo.