Este 2020 nos ha supuesto un reto a todos los niveles a causa de la pandemia del COVID-19. Indudablemente está siendo un momento difícil a nivel sanitario y desencadenando un inevitable efecto dominó que repercute en lo económico y que nos ha puesto a prueba a todos los niveles. Cambia el escenario y también cambian los modelos de negocio, ya que en cuestión de semanas muchas son las personas y organizaciones empresariales que se han puesto las pilas para fabricar EPIs como máscaras protectoras para impresión 3D, el suministro de mascarillas a personal sanitario primero y para el resto de población después, y los geles hidroalcohólicos, omnipresentes en diferentes tamaños y formatos.
Porque si hay tres cosas que hemos aprendido e implantado en nuestra rutina este 2020, esas son las mascarillas, distancia social y el gel hidroalcohólico. Gracias a estos tres elementos hemos podido retornar en mayor o menor medida a una «nueva normalidad». Mascarilla en rostro y respetando ese metro y medio, estos meses encontramos envases para geles hidroalcohólicos prácticamente allá donde vamos.
Se han instalado envases para geles hidroalcohólicos en los accesos de edificios para el público, como son centros de educación, administración, hospitales, pero también en centros comerciales. La clave para que no se nos olvide es precisamente implantar dispensadores industriales en la entrada y, para que sea más higiénico y rápido, montarlos con sistemas de pedal o pulsadores que minimicen la exposición a superficies.
Para pequeños comercios o dentro de salas se ha apostado por los dispensadores en forma de botes. Aquí los diseños varían, pero lo habitual es encontrar frascos de plástico rellenable (aunque de usar y tirar) en versiones que van desde los 100 ml hasta 1 litro con un dosificador en forma de pulsador o con un sistema de cierre a presión que permite suministrar la dosis adecuada de gel.
Teniendo en cuenta la cantidad de gel hidroalcohólico a emplear durante este periodo, es normal encontrar el gel en forma de botes o garrafas de plástico que pueden ir hasta los 5 litros y que permiten rellenar tanto dispensadores industriales como frascos más pequeños.
Finalmente se encuentran los geles hidroalcohólicos en versión de bolsillo, ideales para llevar en el bolso, mochila o la guantera del coche, siempre a mano para una dosis. Aquí lo habitual es que estemos ante botes de plástico de 100 mililitros o menos con un sistema de cierre a presión o en formato spray.
No solo son imprescindibles, sino que los envases para geles hidroalcohólicos se han convertido en un gran obsequio en estos tiempos que corren. Así, hay empresas que los regalan (es uno de los obsequios estrella esta Navidad) con un sleeve o etiqueta personalizada para la ocasión que muestre no solo la información técnica del gel, sino también el nombre o el logo de la empresa en cuestión.