Cartón, vidrio, metal, papel, tela, plásticos como el PET o el PVC…o cualquier combinación entre varios. Somos afortunados de poder disfrutar de gran variedad de materiales para el packaging, casi tantos como su morfología o los diseños, donde lo único que manda es la tecnología, la economía y sobretodo la creatividad. De hecho, las opciones son tantas que es normal que no sepamos ni por dónde empezar. Tranquilo, para eso estamos nosotros.
Sí, está claro que el embalaje de productos sirve para proteger lo que alberga su interior y conservarlo en condiciones óptimas. Pero eso solo es la punta del iceberg: hemos de tener claro que el tipo de envase causa un enorme impacto en las ventas, algo que está sobradamente demostrado.
Y es que el packaging es lo primero que nos entra por los ojos, lo que nos seduce o nos repele. El proceso de consumo comienza precisamente ahí, cuando nos decidimos por un producto u otro a primera vista.
Cuál es el mejor envase para mi producto
Con esta premisa clara, hay una serie de preguntas que debemos hacernos a la hora de elegir el mejor envase para mi producto, a partir de ahí podremos definir la estrategia de acción con ayuda de profesionales que nos proporcionen soporte y orientación. Esto no trata de ser una guía, sino unos simples consejos:
- ¿Cómo es el sector en el que me muevo? ¿Cómo es el resto de packaging de la competencia?
- ¿Comercializo un producto de elevado valor añadido? ¿Quizás gourmet? ¿Con denominación de origen?
- ¿Cuáles son mis valores de marca? ¿Son importantes conceptos como la sostenibilidad y la ecología en ellos?
- ¿Quiero ser conservador o innovar a través de una customización original que aune funcionalidad y personalización?
- ¿Es fundamental la reducción de costes?
Con estos conceptos claros, la elección de materiales, diseño, morfología, personalización y economía para packaging se acota considerablemente.