Hay pocas marcas tan icónicas para varias generaciones en el mundo del la alimentación y bebidas como ColaCao. Con un diseño, formato, colores y tipografía claramente reconocibles, el popular cacao ha cambiado su cara en su versión sin azúcares añadidos manteniendo la esencia con una misión: reivindicar el sabor.
La premisa es la siguiente: la versión con 0% azúcares añadidos está claramente dirigida a las personas que se cuidan, pero independientemente de un estilo de vida saludable, el cambio se dirige con el objetivo de recordar que este cacao mantiene el máximo sabor del original.
Así, por un lado tratará de mantener a sus clientes que optaron por esta opción más saludable y por otro, atraer a quienes piensan que esta opción es algo artificial que juega en contra del sabor. Después de todo, lo de 0% se asocia a la dieta.
El ColaCao cero lleva años en los lineales fit de los supermercados, erigiéndose como una opción más sana al ColaCao original, pero ahora quiere diferenciarse cambiando el 0% numérico y con porcentaje asociado a esos balances calóricos propios de las restricciones alimentarias de los regímenes en favor de algo más informal como la palabra ‘CERO’, donde además la ‘O’ se personaliza con algo tan icónico como una taza.
Se mantienen sus líneas, los colores icónicos, el tipo de letra de la marca y además se refuerza algo tan característico y diferencial como los grumitos. En el nuevo embalaje, el auténtico protagonista es la presencia y la fortaleza de CERO, con un carácter explicativo de su condición y al mismo tiempo, sin renunciar a su sabor.
Un vistazo a su tipografía, tan clara, ayuda a la fácil identificación. Además su irregularidad, el grosor y los ángulos dotan de humanidad, amabilidad y desenfado al packaging. Pequeños cambios profundamente meditados para mejorar su product placement entre sus potenciales consumidores.
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