Los dulces y snacks son algunos de los productos cuyo packaging es más llamativo. Con una competencia feroz y dirigidos principalmente al público joven, la misión de estos envases es llamar la atención y convencer a sus potenciales consumidores prometiéndoles no solo algo de comer, sino también sensaciones e incluso aspiraciones. A continuación, algunos de los packagings de snacks más sorprendentes que hemos visto.
Empezamos con algo que constata una vez más la fuerza del packaging: para el lanzamiento del teléfono móvil Google Pixel 6 en Japón, la gran G comercializó una colección de patatas fritas de diferentes sabores, donde cada una de ellas correspondía con los diferentes colores disponibles. Si Japón es un país conocido por los extravagantes sabores de sus patatas chips, Google pretendía dar que hablar con esta campaña.
Vía | Adweek
Corría Septiembre de 2020 cuando muchos de nosotros nos quedábamos en casa por el COVID, momentos para ponerse al día con series, películas y con libros. Y qué mejor que hacerlo con algo para picar. Con la campaña «L is for Lays», la popular marca de patatas sorprendía y al mismo tiempo ofrecía una forma original de ocultar tus patatas al resto de miembros de la casa.
Con la Doritos Towel Bag, la marca de snacks resolvía un problema habitual después de disfrutar de ellos: limpiarse las manos. Y es que la marca no alteraba su diseño, pero sí el material empleado, añadiendo una cobertura similar a la de una toalla con la misión de servir como servilleta después.
Vía | DesignRush
No son conocidas en España, pero las Stacy’s Pita Chips revolucionaron el mercado con tres ediciones especiales de sus snacks en el mes de la mujer. Y no se quedaron aquí: estos tres diseños fueron desarrollados por tres creadoras y añadieron al proyecto una donación para una ONG que colabora con chicas desfavorecidas.
Paqui Tortilla Chips dice ser la patata más picante del mundo y está fabricada con chiles y pimienta roja. Tanto es así, que sus creadores están convencidos de que solo podrás comerte una. Precisamente por este motivo las comercializan en envoltorios de una unidad.
De la patata más picante del mundo nos vamos probablemente a unas de las más caras: las St. Eriks, hechas por un fabricante de cervezas que buscaba el mejor snack para acompañar a su bebida. Estas chips gourmet cuestan 60 euros la caja y tienen un envoltorio de lo más premium.
Vía | Packaging of the word
Y terminamos con un concepto: las Cheesy Cheese Chips, unas patatas fritas con sabor a queso que la diseñadora Irina Ushchekina ha creado como proyecto para clase. El concepto es original y divertido: una bolsa completamente amarilla con los característicos agujeros del queso, donde ver el interior.